martes, 22 de agosto de 2017

Curiosidades del baile que ni te imaginabas

                      Curiosidades del baile que ni te imaginabas


Nuestros antepasados también bailaban Geoffrey Miller, psicólogo evolutivo de la Universidad de Nuevo México (EE UU), según sus estudios está en disposición de afirmar que bailar formaba un conjunto de rasgos indicadores para nuestros antepasados cuando escogían pareja, especialmente para las hembras. El baile ponía de manifiesto la buena forma física, la coordinación, la fuerza y la salud.






Existió una epidemia de baile en la Edad Media. En 1518 las autoridades de la ciudad de Estrasburgo detectaron una extraña epidemia que afectó a más de 400 personas. Los enfermos fallecían despúes de unos síntomas en los que parecían ejecutar un extraño baile lleno de espamos y convulsiones que no podían frenar. Esos bailarines morían a causa del agotamiento e infartos al corazón. No encontraron explicación y para ellos era la enfermedad del baile que mataba. Sin embargo, el baile no era más que el producto de una fiebre debido a una época de grandes hambrunas en la zona.  Muchos de los cultivos se plagaban con todo tipo de bacteria, bicho u hongo. El ergot o cornezuelo, un hongo con capacidades alucinógenas, era uno de ellos y principalmente afectaba al centeno. La gente ahí comía pan hecho de centeno. Les encantaba o tal vez era lo único que podían sembrar por ahí. Y bueno, la cosa es que este hongo produce unas toxinas que al consumirlas en grandes cantidades llegan a producir alucinaciones . También puede producir convulsiones y otras cosas.

Genes que influyen en la danza. En la Universidad de Jerusalén se llevó a cabo un estudio que analizaba el código genético de varios profesionales de la danza para saber si había diferencias significativas con personas que no tuvieran nada que ver con ese mundo. Los resultados no dejaron lugar a dudas: los bailarines tenían diferencias importantes en dos genes(serotonina y anginina-vasopresina). Los dos están relacionados con los aspectos espirituales y emocionales de la danza, por lo que se cree que las personas más sensibles en estas áreas tienen más predisposición para dedicarse al baile.


Existe una inteligencia corporal. Antes se entendía la inteligencia como un único bloque, pero en los últimos años se entiende que ésta puede tener aspectos muy diferentes. Así se explica que haya personas con una gran habilidad para las matemáticas pero no para los idiomas, por ejemplo. Pues bien, existe una inteligencia corporal que tiene que ver con la habilidad para controlar el propio cuerpo. Según Howard Gardner, un investigador de la universidad de la Sorbona, esta inteligencia está especialmente desarrollada en las personas que han practicado danza de forma habitual, especialmente si lo han hecho desde pequeños. Este tipo de inteligencia, según Howard Gardner está detrás de la capacidad del bailarín para “ver-y-hacer”, transformando una imagen visual dinámica o ciertas órdenes sonoras en una acción física.

Bailar es terapéutico. Una investigación realizada en la universidad de Missouri, en Estados Unidos, llegó a la conclusión de que el baile es terapeútico para todas las edades, pero especialmente durante la tercera edad. Al mejorar el equilibro y la coordinación, prevenía las caídas de los ancianos, que conllevan importantes problemas asociados, como los esguinces o las roturas de huesos y caderas. Por su parte, en los niños ayudaba a prevenir la obesidad y la diabetes.

Además es un medio eficaz para reparar grandes traumas.

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